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T. Dolmen nos ofrece unos fragmentos del libro dedicado a analizar la figura del creador de “300” o “Dark Knight” por medio de sus propias declaraciones
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| Portada de "En Primera Persona: Frank Miller" | |
FRAGMENTOS EN PRIMERA PERSONA: FRANK MILLER
DERECHOS DE AUTOR
Yo estaba seguro de que si conseguíamos los derechos de autor, una explosión creativa aparecería de la noche a la mañana. Como se ve, era bastante ingenuo, no tenía ni idea de todo el trabajo que quedaba por hacer. Tampoco sabía que iba a costar horrores que la gente se despegara del pasado. Había mucha oposición a todo el material que fuera nuevo. En aquel momento, con la salida de Ronin y la presencia de Dark Knight, no creo que el asunto de los derechos de autor estuviera resuelto del todo, pero ya habíamos abierto las puertas. La verdad es que llegué a hartarme de negociar. Me di cuenta de que lo que quería de verdad era trabajar y no sentarme alrededor de una mesa para hablar de negocios. Ojalá todo se hubiera podido solucionar más deprisa y sin tantos tiras y aflojas. Mientras hacía Ronin, sentía los grilletes de los derechos en mis muñecas. Pensé que si conseguíamos ganar alguna batalla legal en ese aspecto, seguro que provocaríamos una explosión de creatividad en todos los autores que se sintieran atados a las editoriales.
El problema, porque siempre hay uno, es que si las grandes editoriales prometían que los autores recibirían un tanto por ciento en cuestión de derechos, eso pondría en peligro la existencia de las independientes. Si Marvel Comics te ofrecía algo así, sabías que tendrías decenas de miles de copias vendidas seguras y, además, un incentivo. Marvel dominaba claramente el mercado y parecía el sitio adecuado en el que estar si querías triunfar. Derribadas las barreras de los derechos, no había nada que te llamara para ir a las independientes. DC tenía otro estilo distinto a la Marvel de aquellos años y por eso no era una competencia seria. La razón más importante por la que todo el mundo sentía odio hacia la Marvel de Jim Shooter era que un solo hombre dominaba la industria. Shooter era un líder muy fuerte y poderoso, nadie se le podía comparar. Yo trabajé para Marvel cuando él estaba al cargo y era un lugar tan confuso como cualquier otro, pero llegaba Shooter y enseguida quedaba claro qué tipo de cómics quería. Sacaba a relucir todo lo que no le gustaba para que se le pusiera remedio. Me quedé atónito al ver como echó a la calle a algunos de los autores con más renombre de toda Marvel. Me asignaron mi primer trabajo antes de que él tomara posesión pero fue igual de duro conmigo. Y era tan duro porque le gustaba mi trabajo, por eso pasaba mucho tiempo a mi lado, encargo tras encargo. Me enseñaba un cómic de Jack Kirby a todas horas y me decía que tenía que seguir esa línea (acabé bastante harto de ese cómic) y fue con él cuando oí por primera vez la palabra “narrativa” aplicada a este medio con el significado que debía tener: el uso combinado de palabras e imágenes para transmitir información. Hasta entonces, sólo la había oído como referencia para algún truco visual o para la fragmentación de una sola acción en varias viñetas.
Él creía que los cómics se habían vuelto muy difíciles de leer y su método para dar solución a todo eso era reforzar la narrativa de sus mejores autores. Gracias a todo esto, comprendí la esencia de la estructura de las historias. Aprendí una base lógica a partir de la que podía construir mi estilo. Su contribución a mi obra es innegable. Por mucho que no estuviera de acuerdo con la manera que tenía Marvel de presentar el género superheroico, le doy a Shooter todo el crédito que merece como alguien de vital importancia en el desarrollo de esta industria. No puedo hablar sobre DC ni hacia dónde tenía planeado ir Dick Giordano porque su punto de vista y manera de trabajar eran muy diferentes. Permitía mucha más libertad de movimientos a los autores. Shooter llegó a convertirse en una figura paterna de todo el mundo del cómic porque gracias a su línea de pensamiento, que siguió a rajatabla, aumentó las ventas. Por desgracia, en lugar de unirse o presentar una alternativa, lo que DC hizo fue rebelarse contra él. El problema era que nadie en aquel momento le hacía la competencia a Marvel, por eso eran los únicos al mando. Todavía creo que si alguien consigue una línea de cómics equivalente a lo que eran los cómics de los años cincuenta de la EC, esa persona conseguirá tanto éxito como el que consiguió esa editorial. Y eso que yo siempre he creído que EC no hizo nada para que los cómics dieran un paso hacia delante. A pesar de eso, creo que los autores que trabajaron en aquella editorial dieron lo mejor de sí mismos y algunos hicieron el mejor trabajo de toda su vida. EC demuestra lo que una buena organización es capaz de conseguir, siempre y cuando esté dedicada a sacar productos de calidad. En los años ochenta había surgido una curiosa paradoja en torno a esto: el talento de los autores había seguido creciendo, pero no pasó lo mismo con la libertad creativa. Cuando pudimos reclamar por fin nuestros derechos de autor, los editores se convirtieron en poco menos que un agente de tráfico. Los editores son los que necesitaban librarse de las ataduras del pasado.
DARK KNIGHT 2
Cuando Bob Schreck comenzó a trabajar en DC supe que a partir de ese día tenía un aliado allí dentro. Le dije a la editorial que tenía algo que podría utilizar para la secuela de Dark Knight pero aplicar el enfoque que esta serie necesitaba requirió mucho tiempo y pasaron varios meses desde que lo propuse hasta que me planté delante de ellos con un guión. Todas las negociaciones internas corrieron a cargo de Bob. Tener a alguien de confianza metido dentro es lo mejor a la hora de hacer frente a estas empresas que son tan conservadoras con sus personajes porque tienen en juego franquicias de miles de millones de dólares, con sus opciones a películas y todo lo demás. Son sus personajes y en el fondo se debaten en dos direcciones. La primera está clara: quieren que este tipo de obras se lleven a cabo porque son conscientes de que necesitan nuevos enfoques para los personajes de siempre pero, por otro lado, no deja de ser Warner Bros.
La manera de resaltar estos ideales heroicos sin acabar dando sermones es mediante el ejemplo, ésa es la mejor manera de contar una historia. Mostrar, no explicar. Un héroe es lo que es, no por lo que dice, sino por lo que hace. Los juicios que hacen al momento y sus acciones son mucho más importantes que nada que puedan decir. Lo que digan puede ser divertido, pero mis personajes nunca van a sermonear a nadie. Los personajes suelen escribirse ellos mismos cuando el trabajo va bien. Con Batman, la forma de mantener la balanza entre explorar los temas que quiero explorar y mostrar al superhéroe arquetípico es poniéndolo en contexto. Piensa en Robin Hood, una historia muy política, pero también muy heroica. Necesito un contexto donde situar a estos héroes como lo que son porque los héroes son ridículos en un mundo que no los necesita. Si el mundo fuera el maravilloso mundo que se representaba en los años cincuenta, entonces ¿quién necesitaría a Batman? ¡Sería un payaso! Definir cuál es la fuerza malvada que arrolla con todo (en esta historia, una dictadura muy bien organizada y estructurada) y definir a los héroes mientras se oponen a ella y luchan unos con otros siempre es un problema.
11 DE SEPTIEMBRE
Jesús es un proyecto en espera por el momento. Ya toqué el tema religioso en mi contribución al primer volumen 9/11 con aquellas dos páginas que llevaban el siguiente texto: “Estoy harto de banderas. Estoy harto de Dios. He visto el poder de la fe”. Fue un discurso antirreligioso. El sentido que apliqué a la fe en esa escena era el mismo que le dan los fundamentalistas. Pero no sólo los islámicos, sino todas aquellas personas que usen el término “poder de la fe” en el mismo sentido que ellos. Cualquier radicalismo en la religión es muy peligroso. Todo se reduce a “Mi Dios es más fuerte que el tuyo”. Vi cómo el poder de la fe derribó las torres. Eso fue un acto de fe, algo que puede mover montañas. Lo que no pude soportar fue el discurso posterior del Presidente en el que hablaba sobre una cruzada... eso es un pensamiento medieval y no creo que puedas responder al fundamentalismo religioso de la misma manera y obtener buenos resultados. Soy ateo y encima acabé harto de ver banderas de EE UU por todas partes. Nos había pasado algo horrible que teníamos que asumir y digerir, porque en aquel momento aquello parecía la Tercera Guerra Mundial, y todo el mundo se limitaba a poner banderas de EE UU en su ventana como si eso solucionara algo... perdona pero, que yo sepa, lo único que pasa es que tienes una bandera en tu ventana y ya está. ¿Acaso nuestros familiares reaccionaron de alguna forma emocional o racional a los ataques de Pearl Harbor? No paro de oír que los neoyorquinos debemos acostumbrarnos a lo que ha pasado y seguir adelante. Pues lo siento pero no. Yo estuve allí y creo que sé algo más que toda esa gente que habla desde fuera porque estuve respirando y tosiendo las cenizas del World Trade Center durante un par de meses. Estuve en la Zona Cero y no es algo de lo que puedas reponerte así como así.
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